lunes, 22 de febrero de 2010

Pierre Rabhi


Nació en el desierto, y pasó del silencio, de los gestos imbricados con la tierra, con el agua y con el viento, del cosmos ordenado por la tradición al caos y la densa oscuridad de los suburbios de París, la gran urbe alienante cuyo sistema adora al dios dinero. El destino quiso que Pierre Rabhi conociese esas dos polaridades, descubriendo la esencia de la naturaleza por un lado, y el “leit-motiv” de la sociedad contemporánea por otro. Con este bagaje eligió volver a la esencia y con su esposa compró una granja en las tierras áridas de la región de Ardèche. Con gran esfuerzo, como el de todos los héroes humildes que tienen alma campesina, y practicando una agricultura respetuosa con el medio, demuestra a todos los que le observan y visitan que es posible vivir de la tierra, en armonía con ella, y conservarla para generaciones futuras. Su ejemplo pronto trasciende las fronteras y la vida le insta a viajar por todo el mundo. Ha dado innumerables cursillos y conferencias a agricultores de todas las nacionalidades, ha puesto en práctica su método en países como el Sahel y en otras partes de África y Europa, sembrando semillas de cordura, advertencias sobre el fin de los recursos y pensamientos de filósofo lúcido y noble, acerca de cómo permanecer cerca de la tierra, es permanecer cerca de nosotros mismos.

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